12 de enero, SAN ARCADIO, PATRONO DE OSUNA

12 de enero, SAN ARCADIO, PATRONO DE OSUNA

Ramón de la Campa Carmona

Academia Andaluza de la Historia

El viejo Martirologio Romano hace su memoria de este santo el doce de enero sin mención toponímica ni cronológica alguna: “En el mismo día San Arcadio Mártir, preclaro por su linaje y por sus milagros”.

En el nuevo, sí se hace mención de lugar, y se amplía y concreta el elogio: “En Cesarea de Mauritania (hoy Argelia), San Arcadio mártir, que se escondió en tiempos de persecución, pero, al ser detenido un familiar suyo, se presentó espontáneamente al juez y, por negarse a sacrificar a los dioses, sufrió dolorosos tormentos hasta consumar su martirio (ca. 304)”.

El elogio del santo del viejo Martirologio Romano es el mismo que aparecía ya en el Martirologio de Beda (7), en el de Adón (I, 39) y en el de Usuardo (26), pero sin indicación toponímica. Galesini (6r), en su martirologio, también sitúa el martirio en África: “En Mauritania, San Arcadio mártir: que atormentado con varios y nuevos suplicios, finalmente, revolcado en su propia sangre, recibió la palma del combate que con suma constancia había sufrido por Cristo”.

Las referencias más antiguas lo hacen mártir en Acaya, Grecia, como el Martirologio Fuldense (12) o, con mayor verosimilitud, en Cesarea de Mauritania, porque es conocido por los latinos y no por los griegos y porque quizá lo de Acaya provenga de un error de copistas, porque este santo, sin indicación toponímica, sigue a San Sátiro, que sí fue martirizado en dicha provincia. Unos señalan su martirio en la persecución de Valeriano (ca. 268) y otros en la de Diocleciano (ca. 304).

Espinosa de los Monteros lo confunde con otro San Arcadio, mártir del arrianismo por el Rey vándalo Genserico en el 437 en el norte de África.

Patrono de Osuna, se le consideró erróneamente natural de esta villa por el capricho del Pseudo Dextro, que lo hace sufrir allí el martirio el año 111, durante el imperio de Trajano, ya que él no conoció las fuentes que sí le señalan lugar de martirio.

Así lo recogen Quintanadueñas, en su libro de los santos de Sevilla y en uno que escribió de los santos de Osuna, Rodrigo Caro, así como José Alonso Morgado, a pesar de éste último conocer la crítica del P. Flórez.

Por ello, fue incluido en el Propio de los Santos del Arzobispado de Sevilla de 1624 como doble mayor, y doble de 2ª clase con credo en la misa en la villa ducal. Se le asignaba el día diecinueve de enero por estar ocupado el doce con la octava privilegiada de Epifanía, que terminaba el trece; el catorce era la fiesta de San Fulgencio; el quince, el Nombre de Jesús; el dieciséis, San Marcelo; el diecisiete, San Antón, y el dieciocho, la Cátedra de San Pedro.

Se tomaba todo del Común de un Mártir. Se mantuvo en el Calendario Perpetuo de 1895. En el actual, lógicamente, ha sido suprimida su memoria.

El P. Quintanadueñas escribe en 1637 que se había construido templo en su honra en Osuna, en el sitio del Ejido, así como en la de los Santos Nicéforo y compañeros mártires, de los que se escribirá a continuación, regentado por una cofradía en su honor, y que se iban por entonces fundando allí varias capellanías. En el retablo mayor de él, se encuentra en la hornacina central el santo de bulto redondo, que sigue saliendo en procesión cada doce de enero [fig. 9].

También se construyó en su honor un retablo en la Colegiata, el colateral de la epístola en la capilla sacramental. En la Iglesia del Espíritu Santo, ahora regentada por las Hermanas de la Cruz, se levantó así mismo un altar al santo.

Los Cabildos Secular y Eclesiástico de Osuna, asociados, elevaron solicitud a la Santa Sede con fecha doce de junio de 1650 para que el santo fuera declarado patrono de la villa, en la que se aducían las siguientes razones: la localidad no tenía patrono, se consideraba testimonio de los comienzos del cristianismo en ella, lo admirable de su ejemplo de fe, se le tenía por natural de allí, tenía gran devoción y se habían recibido muchos favores por su intercesión.

La respuesta se demoraba, pero al fin se recibió la bula de concesión del Papa Clemente X Altieri al Arzobispo Ignacio Spínola y Guzmán, que la remitió a Osuna en veintisiete de abril de 1672, siendo recibida con júbilo por los dos Cabildos.

Tres años antes, por decreto del Provisor y Vicario General del Arzobispado de Sevilla de cuatro de enero de 1689 la fiesta había sido elevada a fiesta de 1ª clase por ser Patrono principal, y así se pudo anticipar a su propio día. Se celebraba con función principal y procesión solemne con asistencia del clero secular y ayuntamiento. Fue en Osuna suprimido el precepto eclesiástico a consecuencia del decreto de dos de mayo de 1867, que trata de la reducción de días festivos en España.

Las fuentes tradicionales le asignan linaje distinguido, educación cristiana y dedicación a la carrera de las armas. Cuando arreciaba la persecución, se retiró a un lugar solitario para no comprometer a su familia, pero por ser de condición distinguida, fue echado de menos entre los sacrificadores de los ídolos y lo mandaron buscar.

Sólo hallaron en su casa a un pariente suyo al que no pudieron arrancarle ninguna información, pero que apresaron como rehén. Habiéndose enterado Arcadio, se presentó ante el juez e hizo profesión de fe cristiana.

Puesto inmediatamente en libertad su pariente, el juez lo invitó a sacrificar a los dioses. Como se negó, le expuso ante los ojos los más variados tormentos: garfios de hierro, azotes con puntas de plomo, etc.

Al no conseguir éste intimidarlo, mandó que se le practicara una horrible carnicería: que se le fueran cortando todos los músculos de los brazos, de las espaldas y de las piernas hasta los pies, que despedazasen sus carnes con garfios y golpeasen lentamente su cuerpo con una barra de acero. Y así se hizo hasta su muerte.

BIBLIOGRAFÍA

ESPINOSA DE LOS MONTEROS, Pablo, Historia y grandezas de la Ciudad de Sevilla. Primera Parte (1627), Ayuntamiento, Sevilla, 2009, fol. 69 r.

CARO, Rodrigo, Antigüedades y Principado de la Ilustrísima Ciudad de Sevilla y Corografía de su Convento Jurídico o antigua Chancillería, Andrés Grande, Sevilla, 1634, fol. 178 r.

DE QUINTANADUEÑAS, Antonio, S. J., Gloriosos mártires de Osuna, Arcadio, León, Donato, Nicéforo, Abundancio y nueve compañeros suyos, Francisco de Lyra, Sevilla, 1632.

QUINTANADUEÑAS, Antonio de, S. J.: Santos de la Ciudad de Sevilla y de su Arzobispado, Francisco de Lyra, Sevilla, 1637, pp. 46. 49. 275-280.

FLÓREZ, Enrique, O. S. A., España Sagrada. Tomo X, Pedro Marín, Madrid, 1775, pp. 126-130.

ALONSO MORGADO, José, Santoral Hispalense, Agapito López, Sevilla, 1907, pp. 72-78.