20 Dic LA FLOR DE PASCUA Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA ICONOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA
Pedro Manuel Fernández Muñoz
Dinamizador turístico e Historiador
La Flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima), también conocida como Pascuero, Poinsetia, Flor de Nochebuena, Flor de Navidad, Estrella Federal, Pastora.., es una planta arbustiva originaria de América Central, que crece de manera silvestre en el sur de México, (Estados de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán) y en Guatemala. Es usada frecuentemente en floricultura como planta de interior en las fechas navideñas, y se ha convertido con el paso de los años en uno de los iconos de los tiempos navideños, junto con el Árbol y la Corona de Adviento. aunque su época de floración es mucho más amplia que el periodo que abarca la Navidad, de hecho las fotografías que ilustran este artículo fueron realizadas a finales del mes de Abril en los Jardines del Valle de Sevilla.
Las flores están situada en el ápice de los tallos, formada por una única flor femenina sin pétalos ni sépalos, rodeada por flores masculinas individuales contenidas en una estructura llamada ciato; estas inflorescencias están rodeadas por largas brácteas de color rojo con apariencia de ser pétalos de las flores, cuando realmente no lo son. A día de hoy, por hibridaciones, se comercializan ya plantas con brácteas de diferentes colores como blanco o rosa, aunque el 70% de la producción sigue siendo de color rojo intenso, la variedad denominada“Red Prestige”.
La Flor de Pascua constituye junto con el Árbol de Navidad y la Corona de Adviento todo un ejemplo de inculturación, habiéndose asumido esta planta casi como un símbolo o una seña de identidad de las fiestas navideñas sin que forme parte de la herencia cultural, no ya andaluza sino de ningún sitio, aún cuando por su belleza lo hemos aceptado con menos dificultad que otros elementos culturales importados.
Y por arte del cine, la televisión y el lenguaje publicitario ha pasado a asumirse como un símbolo más de un tiempo litúrgico, la Navidad, cuando está tan vacío de contenido religioso como un turrón de Alicante, aunque se le intente dotar, tardía y artificialmente, de ese valor cristiano atribuyéndoselo a partir del simbolismo de los colores: verde (esperanza) y rojo (amor o pasión). La Flor de Pascua carente de valor iconográfico tradicional, constituye un buen ejemplo de una serie de iconografías contemporáneas con base iconológica en el lenguaje publicitario y los medios de comunicación de masas que han tenido, y tienen, éxito y repercusión social.
En EE.UU. fue introducida en 1825 por el primer embajador estadounidense en México, Joel Roberts Poinsett, de ahí su nombre de “Poinsettia”, pero cuando adquieren popularidad en Norteamérica (y consecuentemente en el resto del mundo), es a través de la televisión cuando el empresario Paul Ecke promueve su uso en Navidad, exportando esquejes de la planta en avión desde Centroamérica, y hábilmente repartiendo gratuitamente macetas con estas plantas en las cadenas de televisión para que aparecieran en pantalla durante las programaciones especiales del Día de Acción de Gracia y en Navidad (al parecer es el especial navideño de Bob Hope lo que populariza a la Flor de Pascua apareciendo como elemento decorativo en el programa). Desde 1991 en EE.UU. se celebra el 12 de Diciembre el Día Nacional de la Poinsetia.
De esta planta de la Familia de las Euphorbiaceae, (Subfamilia Euphorbioideae), existen más de cien variedades cultivadas, recibiendo diferentes nombres populares según la región, así en México se la llama “Flor de Nochebuena”, los antiguos mexicas la llamaban en lengua náhuatl cuetlaxóchilt (Flor de cuero), por el color rojo fuerte de los pétalos que recuerda a la piel recién desollada. En México también se la llama: Pascua, Sijoyo, Flor de Bandera, Flor de Nochebuena o Flor de Santa Catalina.
En Argentina, Paraguay y Uruguay se la llama “Estrella Federal”, pues el rojo era el color de un partido político, el Partido Federal. También por su coloración en Perú se la llama “Cardenal”, así mismo en Perú y en Chile también se las denomina “Corona del Inca” y “Flor del Inca”. En Nicaragua y Costa Rica se la llama “Pastora”, “Pascua” en Honduras y en Venezuela “Papagayo”, aludiendo igualmente a la combinación de colores rojo, verde y amarillo, “Flor de Navidad” es otro de los nombres que recibe en Venezuela, así como en Colombia.
La Flor de Pascua tiene propiedades medicinales, usándose su ingesta en algunas partes de México, (Morelos, Puebla, Sonora, Mexico D.F.), para aumentar la secreción de leche materna; esto también queda recogido en el Códice Florentino (siglo XVI), y este uso galactógeno de la planta es reconocido actualmente por la Sociedad Farmacéutica de México.
En Mesoamérica se usa el látex que produce la planta para tratar verrugas, erisipela, herpes y llagas bucales. Las hojas molidas se usan como antiinflamatorio para picaduras, así como las hojas asadas. Para los dolores producidos por contusiones se usa una infusión de flores con zumo de limón sobre la zona del golpe, las infusiones de la flor son también ingeridas como remedio a afecciones respiratorias, a veces mezcladas con Bugambilia.
Aunque teóricamente en el Hemisferio Norte florece en invierno de noviembre a febrero, y existe la creencia de que para que rojeen las hojas la planta tiene que estar sin recibir luz durante 12 horas durante semanas…, todo esto se desdice en Andalucía, y en particular en Sevilla con su clima mediterráneo-subtropical, tan propicio para las plantas, y como exponente de ello les aportamos las fotografías de este ejemplar sevillano.
Esta planta requiere un promedio de 20º a 22º por el día y 16º por la noche, y buena humedad ambiental, no soportando el exceso de humedad en el suelo que pudre sus raíces, y también requiere buena iluminación para conservar la coloración de las hojas y que no caigan, por todo ello en Sevilla se da muy bien.
Les proponemos un paseo por los Jardines del Valle, en Sevilla, para disfrutar del bello ejemplar de pascuero con el que ilustramos este artículo, lugar donde se encontraba el desaparecido convento de monjas dominicas del Valle, luego convento franciscano con el mismo título y hasta reciente época el famoso Colegio homónimo, junto al cerco de las murallas almohades de Sevilla (siglo XII), que también podrán admirar allí mismo junto al monumento botánico al que nos estamos refiriendo rodeado de naranjos. Y no muy alejado del Convento de monjas Jerónimas de Santa Paula, donde podrán adquirir sus ricas mermeladas artesanales, como la de naranjas amargas de Sevilla, y puesto que de flores estamos hablando, su esplendida gelatina de azahar, todo un jardín sevillano para su paladar…