11 Abr LA REAL HERMANDAD SACRAMENTAL DEL SANTO ENTIERRO DE NTRO. SR. JESUCRISTO, TRIUNFO DE LA SANTA CRUZ Y Mª SANTÍSIMA DE VILLAVICIOSA
Pedro Manuel Fernández Muñoz
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HISTORIA DE LA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO DE SEVILLA
Tradicionalmente se atribuía la fundación de la Hermandad del Santo Entierro al Santo Rey San Fernando, aunque no existe documentación de la existencia de esta corporación hasta el año 1579, debiéndose haber fundado, según Mestre Navas, hacia los años 1572-75, en la Parroquia de Santa Catalina, de donde pasaría a las Casas de Colón junto a la Puerta Real.
Hacia 1587 se fusionó con la Hermandad de la Virgen de Villaviciosa que había sido fundada por el alfarero de origen genovés Tomás Pessaro en 1582 en el Hospital de calle Colcheros, (actual c/Tetuán), pasando al barrio de los Humeros, tras la reducción de hospitales decretada en 1587 por el Cardenal Rodrigo de Castro.
En sus orígenes escenificaba la Ceremonia del Descendimiento extramuros de la Ciudad, en los Humeros, usando para ello de una imagen de Cristo de brazos articulados, y desde allí partía el Cortejo Fúnebre de Cristo hasta su entierro en un huerto del Claustro del Convento de San Pablo el Real, estando cubiertas las andas durante el recorrido por un palio de mano portado por clérigos, como narra el Abad Sánchez Gordillo en sus “Religiosas Estaciones…” escritas hacia 1630-32.
La Hermandad del Santo Entierro ya en 1585 estaba establecida junto a la Puerta Real, con capilla propia, (el llamado “Oratorio de Colón” o del “Monte Calvario”), en lo que fueran el Alcázar y las huertas de D. Hernando Colón. Estableciéndose en esa misma parcela en 1597 la Orden de la Merced, que funda allí el Colegio de San Laureano en 1600, como centro de estudios para los religiosos de la Orden.
Permaneció en el Colegio mercedario de San Laureano hasta la invasión francesa pasando la corporación por diversas sedes desde entonces como San Juan de la Palma o el Convento de San Pablo, hasta su instalación definitiva en San Gregorio de los Ingleses en 1867, sede actual de esta Hermandad.
LOS PASOS DE LA HERMANDAD DEL SANTO ENTIERRO
La Cofradía del Santo Entierro consta de tres pasos, en el primero la escena describe con lenguaje alegórico y conceptual el Triunfo de la Santa Cruz sobre la Muerte y el Pecado: Dispuesto sobre un simulacro de Monte Calvario rocoso, buscando el efecto naturalista propio del barroco, se yergue la Santa Cruz, vacía tras la crucifixión, con las escaleras y los lienzos de haber descendido al Salvador. Justo delante de ella aparece sentado sobre el Orbe un esqueleto con pose elocuente, de aspecto abatido y meditabundo, derrotado por las circunstancias, la osamenta de una mano apoyada en la descarnada mejilla mientras con la otra sujeta la guadaña. Esta figura representando a la Muerte, conocida como La Canina, es la que da su nombre popular a este paso, siendo uno de los más conocidos de la Semana Santa sevillana. La pose en la que es representada la Muerte está en paralelismo gestual y simbólico con la iconografía de los grabados de Alberto Durero sobre la Melancolía (1514).
A los pies de la Muerte aparece, también vencido por la Santa Cruz redentora, un dragón que simboliza el Pecado, y lleva entre sus fauces una manzana aludiendo al Pecado Original. Completa el conjunto el lema que se lee sobre uno de los sudarios que penden de la Cruz: “Mors Mortem Superavit” (La Muerte venció a la Muerte), frase de la antífona titulada “O Crux Benedicta”, usada tras el himno de Vísperas en el Oficio de las Horas de la Santa Cruz para el Viernes Santo.
Este conjunto está diseñado por Juan de Valdés Leal en 1676, quien lo realizó en materiales pobres, pues la composición de esta alegoría tenía carácter cambiante y efímero, encargándose cada año a un artista destacado de la Ciudad. La realizada por Valdés Leal gustó y se mantuvo, siendo realizada en materiales de mejor calidad en 1691 por Antonio Cardoso de Quirós.
En nuestra opinión, esta instalación móvil, vinculada al mundo del emblema, es por su significado una Vanitas al revés, constituyendo una subversión de este género. Nos encontramos una obra excepcional, pues hay pocas obras de Arte que condensen, como esta lo hace, tantas características propias del Barroco juntas: la teatralidad, el tratamiento del tema de la Muerte, la recuperación del pensamiento estoico, los diseños artísticos efímeros, el espíritu contrarreformista, el conceptismo, la reflexión entorno a las Postrimerías, la multidisciplinariedad de los artistas, el lenguaje emblemático, lo alegórico, el expresionismo, el realismo, el dinamismo…
En el segundo paso procesiona dentro de una urna neogótica la imagen del Cristo Yacente, obra atribuida con acertividad a Juan de Mesa de hacia 1620. Tras este paso marcha un palio de respeto negro, portado por servidores, reminiscencia del palio que en el pasado cubrió las andas del Cristo, tras el palio marcha la guardia romana.
En el tercer paso, conocido como el Duelo, se narra visualmente el velatorio o acompañamiento junto a Nuestra Señora tras el entierro de Cristo, realizado por los Santos Varones Nicodemo y San José de Arimatea, María Salomé, María Cleofás, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista, presidiendo el encuadre escénico la imagen de la titular mariana de esta Hermandad la Santísima Virgen de Villaviciosa.
La escena representada no aparece en los textos de los Evangelios canónicos, ni tampoco en los apócrifos, y tiene su base iconológica en la sociológica y el costumbrismo, haciéndose en su concepción uso de un recurso muy barroco que consiste en llevar los usos y costumbres sociales a los personas y sucesos de la vida sagrada, con intención de incrementar el realismo.
La imagen de la Virgen de Villaviciosa es obra de Antonio Cardoso de Quirós (1693), siendo las imágenes secundarias obras de Juan de Astorga (1829). Por su configuración y estructura en la disposición de los personajes es el único modelo de paso de misterio neoclásico que queda en Sevilla.
FUENTES:
-MESTRE NAVAS, P.A., Historia de la Hermandad del Santo Entierro de Sevilla. Sevilla, 2010.
-FERNÁNDEZ MUÑOZ, P.M.,
- “La Canina del Santo Entierro, Icono de la Muerte en el imaginario colectivo sevillano”. En Misceláneas Histórica Hispalense: Sociedad, cultura y Arte en el Reino de Sevilla. Córdoba, 2018, p.p. 371-430.
- “Una desconocida imagen de Cristo Yacente en Sevilla. Estudio y propuesta de atribución”. En La Iglesia y el Mundo Hispánico en tiempos de Santo Tomás de Villanueva (1486-1555). San Lorenzo del Escorial, 2018, pp. 883-900.
“Iconología e iconografía de Cristo Yacente: Origen y evolución”. En Religiosidad popular: Cofradías de penitencia. San Lorenzo del Escorial, 2017, pp. 893-918.