30 Ene La iglesia anglicana inglesa All Saints de Roma
Ramón de la Campa Carmona
Academia Andaluza de la Historia
El tramo final del mes de enero está dedicado, por la fiesta de la Conversión de San Pablo, al ecumenismo. Por eso hemos decidido dedicar esta entrada a una iglesia cristiana no católica en la misma Roma, sede del sucesor de San Pedro, el Papa.
En la popular Via del Babuino, en el número 153/b (00187 Roma), en el Rione Campo Marzio, encontramos una iglesia de los anglicanos ingleses: All Saints.
Pero empecemos por hacer un poco de historia. Desde 1816, el año siguiente a Waterloo, los fieles anglicanos habían sido atendidos regularmente en Roma por clero de la Iglesia de Inglaterra. Los primeros días de la Capellanía Inglesa en Roma nos parecen ahora remotos.
Además, algunos edificios en que la comunidad anglicana celebró sus cultos no son incluso ya hoy fácilmente identificables, o, aunque existentes, hay que hacer un esfuerzo para reconstruir su estado original.
Hasta este momento había sido imposible mantener un lugar de culto anglicano en Italia excepto en enclaves protegidos, como la Capilla de Leghorn, en la Toscana, y no había legación de la monarquía británica en la corte papal desde la ruptura eclesiástica del XVI.
Capilla de Leghorn, Toscana |
El domingo veinte de octubre de 1816, Corbert Hue llegó a Roma desde Jesus College de Oxford (donde fue miembro de su directiva y tesorero). Él fue el primer sacerdote anglicano que celebró públicamente en la Ciudad Eterna según el Book of Common Prayer. Había sido sucesivamente Rector de Braunston, Northants y, finalmente Deán de Jersey. Murió en el desempeño de su ministerio en St. Helier en 1837, a los sesenta y ocho años de edad.
No se sabe bien por qué, a la edad de cuarenta y siete años, el erudito clérigo llegó a Roma para una investigación; alquiló habitaciones en Via dei Greci, 43, en un edificio recientemente restaurado con patio.
Cuatro fieles ingleses se unieron al oriundo de Jersey procedente de Oxford en el servicio religioso. De acuerdo con su jactancia, informó: “el servicio matutino completo, en la capital del Papa, y a la vista del auténtico Vaticano”. Fue el veintisiete de octubre de 1816. En el plazo de tres semanas el servicio dominical atrajo ya entre treinta y cuarenta fieles, y a petición de la congregación empezó a pronunciar un sermón semanal.
Pronto, se fueron sumando fieles y hubo de buscarse un lugar más grande, todavía provisional, que se encontró en unas espaciosas habitaciones cerca de la Columna Trajana. Se consideró entonces conveniente pedir permiso papal para llevar a cabo el culto público, y hubo un acercamiento con el Cardenal Consalvi, Secretario de estado del Papa.
La réplica, a pesar de estar lejos todavía del diálogo ecuménico actual, fue interpretada como afirmativa. Se dice que el Papa Pío VII Chiaramonti dijo: “Il Papa sa nulla, e concede nulla”, o como decimos nosotros: Ojos que no ven…
El servicio matutino y la Santa Comunión fue por primera vez celebrado públicamente cerca de la Piazza Colonna el veintinueve de diciembre de 1816.
Había ciento veinte fieles en la congregación, de los que comulgaron noventa y siete. Se recogió una colecta de doscientas veinte libras esterlinas, que se distribuyó entre los pobres de Roma.
A su regreso a Inglaterra, Hue fue sucedido por otros clérigos que celebraron la liturgia temporalmente en Roma. Sabemos que por un tiempo, desde 1819, los servicios fueron dirigidos en la residencia que el sacerdote ocupara, ante la advertencia del gobierno local que prohibía a los anglicanos que celebraran tan abiertamente como para tener un lugar fijo de culto. A pesar de estas restricciones, los servicios continuaron siendo bien atendidos, habiéndose registrado la asistencia de más de cien personas en los oficios del Viernes Santo de 1821.
Desde alrededor de 1822 el Rvdo. Richard Burgess se empeñó en establecer con mayor solidez el culto anglicano en Roma. En noviembre de 1823 expiró el contrato de alquiler y el comité parroquial arrendó dos habitaciones en la Via Rasella, justo al lado de la Via delle Quattro Fontane, casi debajo de las tapias del Palacio del Quirinal, paradójicamente la residencia del Papa León XII Sermattei della Genga.
Parece evidente que los capellanes fueron afianzando su seguridad en el empeño de sus funciones; ya en enero de 1824 Burguess empezó a usar sus ornamentos propios en el servicio divino.
En otoño de dicho año 1824, las habitaciones de la Via Rasella resultaban insuficientes, por lo que el comité parroquial empezó a buscar unos locales más holgados.
Se esperaba que la nueva residencia fuera ya estable, lo que fue un hecho que confirió a a la English Chapel anglicana una estabilidad, al contar con un recinto más grande y con razonable dignidad.
Un distinguido estadista, cuyo nombre y nacionalidad se desconoce, proveyó la renta de los primeros tres años del inmueble, la granary chapel, un viejo granero, por la Puerta del Popolo, considerada la casa en Roma de los anglicanos ingleses durante más de treinta años (1825 a 1887).
El edificio fue elegido con la aprobación del gobierno. Estaba fuera de las viejas murallas por la simple razón de que no fue encontrado intramuros ninguna adecuado para albergar una congregación a veces de seiscientos o setecientos.En enero de 1828 el comité empezó a asignar al Capellán una asignación anual de cien libras esterlinas anuales. A causa del calor, la capilla se cerraba los meses de julio y agosto e incluso parte de septiembre; esto se ha llevado a cabo hasta muy recientemente, en que el turismo contemporáneo no concede vacaciones de verano a la Ciudad Eterna.
Creada la Diócesis de Gibraltar en 1842 como sede del Mediterráneo, esta comunidad pasó a depender de ella.
Los vaivenes políticos de Italia, como de otros países europeos, hicieron sentir su violencia en Roma en 1848, fecha en que sufrió un asedio. La capilla fue dañada, por lo que hubieron de realizarse labores de restauración. El comité tuvo muchos problemas en recuperar la posesión de ella, y volver a colocar todos los accesorios que habían sido retirados y almacenados en locales alquilados a toda prisa para este fin. Se abrió al público de nuevo en octubre de 1849.
En 1864 la Society for the Propagation of the Gospel (in Foreign Parts), o SPG, aceptó una invitación de convertirse en patrona de esta Capellanía con el cargo de nombrar su sacerdote. Esta prerrogativa empezó a hacerse efectiva a la muerte del Rvdo. Francis Woodward, que ejerció un largo ministerio.
En 1871, después de la conversión de Roma en capital del flamante reino de Italia, el comité se debatía entre transformar la capilla que había, imprimiéndole un carácter más sagrado o construir una nueva iglesia con una biblioteca y una casa para el Capellán.
Ellos requirieron el asesoramiento del arquitecto establecido en Londres, George Edmund Street, uno de los más decididos promotores ingleses del estilo gótico en el siglo XIX, al que consideraba la mejor expresión de su fe y devoción.
Así, All Saints habría de erigirse sobre las ruinas de la Capilla de San Antonio Abad perteneciente al Convento de Jesús y María al Corso, en Via del Babuino, cerca del ‘English Ghetto’, que se extendía alrededor de las escaleras de Plaza de España.
En el 1880 fue construida esta iglesia de culto anglicano para los residentes y visitantes ingleses en Roma. El diseño fue encomendado al citado arquitecto británico George Edmund Street (1824-1881), y sus arquitectos fueron Pietro Barucci y Vincenzo Canizzaro.
Es de estilo neogótico, de tres naves. El exterior es de ladrillo visto rojo de Siena, que contrasta con la ornamentación en travertino. Su aguja fue añadida en 1937.
Su cubierta es lígnea y descansa sobre arcos ojivales.
El interior está decorado con mármoles polícromos italianos y piedra rosada francesa de Arles.