LA VIRGEN DE LOS REYES, PATRONA DE SEVILLA, 1946

LA VIRGEN DE LOS REYES, PATRONA DE SEVILLA, 1946

Pedro Manuel Fernández Muñoz

Dinamizador turístico e investigador histórico

La Proclamación de la Virgen de los Reyes como Patrona de Sevilla y su Archidiócesis en 1946, fue un gran acontecimiento dentro de la Iglesia hispalense, que vino precedido por un clima de fervor devocional en torno a esta advocación fernandina. La figura del Cardenal Don Pedro Segura Sáenz fue clave en este acontecimiento, del que en Diciembre de 2021 estamos celebrando el 75 aniversario.

A tal efecto, el 8 de Septiembre de 1945 el Prelado constituyó una Comisión Diocesana para el Patronato que envío a la Santa Sede un amplio expediente, solicitando al Santo Padre la declaración del Patrocinio. En enero de 1946 el Cardenal Segura dispuso la celebración de una “Misión Mariana” por todas las parroquias de la Archidiócesis como preparación a la Proclamación, que tenían por objetivo fomentar la devoción a la Santísima Virgen en su epíclesis de los Reyes.

No se pueden obviar que existían en ese momento históricos motivos políticos y doctrinales que propiciaban el Patronazgo. Para las justificaciones históricas bastaría con ver la enorme cantidad de veces que a lo largo de los siglos la Virgen de los Reyes ha procesionado en rogativa como remedio de los males y tribulaciones del pueblo sevillano, o en acción de gracias como expresión de gratitud por los favores recibidos.

Además, hay una serie de hitos en la historia devocional de la Virgen de los Reyes en el mismo siglo XX que se deben tener en cuenta como signos que preparan el camino y justifican la proclamación del Patrocinio. Así el 4 de Diciembre de 1904 la Imagen fue coronada canónicamente por el Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Beato Ciriaco Sancha, en presencia del Nuncio Apostólico de S.S. y del Arzobispo de Sevilla, el Beato Marcelo Spínola y Maestre.

El 19 de Mayo de 1929 durante el Congreso Mariano Hispano-Americano y en el marco de los fastos de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, la Virgen de los Reyes presidió la procesión magna organizada como uno de los actos del Congreso.

Ya desde la coyuntura histórica de la Guerra Civil se crea cierta leyenda de intervención milagrosa de la Virgen evitando la llegada de grupos del bando republicano a Sevilla durante el Alzamiento Nacional, y en esa misma línea, como referente del triunfo de la España católica, el 15 de Agosto de 1936, la procesión anual alargará su recorrido hasta la Plaza Nueva para presidir el acto de reposición de la Bandera de España que se celebró en el balcón del Ayuntamiento de Sevilla, con la asistencia del General Franco.

Así mismo, el 16 de Abril de 1939, entre los cultos de acción de gracias organizados por el Cardenal Segura por el final de la Guerra se sacó en procesión a la Virgen de los Reyes. En el cortejo figuraba el Pendón de San Fernando portado por un concejal y la espada de este Rey, la famosa Lobera, portada por el Ministro del Interior, Ramón Serrano Súñer. Franco presenció la procesión desde el balcón del Ayuntamiento.

Desde la gobernanza de la España de la postguerra se veía muy bien cualquier “acto de desagravio” religioso, o que pudiera parecerlo, y de exaltación de los valores católicos en general, tras las turbulentas y destructivas acciones contrarias a la Iglesia llevadas a cabo durante la II República (1931-1936), y en el bando republicano durante la Guerra Civil española (1936-1939). Y si estos actos tenían implicaciones civiles y militares, con presencia de autoridades, etc. (como era en el caso de la proclamación del Patronazgo de un área tan importante como la Archidiócesis de Sevilla), las instancias políticas veían con complacencia el acontecimiento.

Otro factor político a tener en cuenta era la propia personalidad del Cardenal Segura, monárquico convencido y sin fisuras, que veía en la Virgen de los Reyes (Imagen absolutamente vinculada a la realeza hispana a lo largo de la Historia) un reflejo y un recordatorio de la Monarquía española como forma de Estado tradicional y legítima de España, frente a la República o al gobierno del General Franco.

Doctrinalmente, Pío XII fue un Santo Padre amantísimo de la Virgen María, durante la Segunda Guerra Mundial, recientemente acabada, fue consciente del consuelo y amparo que muchos italianos habían encontrado en la Madre de Dios. Tenía a la Virgen por guía y consejera, y no en vano la patrona de su Pontificado fue la Madre del Buen Consejo, a su vez patrona de la localidad cercana a Roma de Genazzano, a la que incluyó como invocación en las Letanías del Santo Rosario.

Era algo completamente conforme a los aires de la Iglesia Católica Romana de ese momento realzar con un patrocinio singular a una Imagen de la Virgen que se llamara de los Reyes, en clara alusión a María como Reina, y que coincidiera su festividad con la de la Asunción, el 15 de Agosto, estaba en la misma línea argumental de la promulgación del Dogma de la Asunción de María, con la Constitución Munificentissimus Deus de 1 de Noviembre de 1950, y la consecuente proclamación de la Realeza de María y su festividad con la Encíclica Ad Coeli Reginam, dada el 10 de Noviembre de 1954.

El 13 de Junio de 1946 se recibió en Sevilla un telegrama de la Secretaría de Estado del Vaticano anunciando que S.S. Pío XII proclamaba a la Virgen de los Reyes como Patrona principal de Sevilla y su Archidiócesis, publicándose el Breve Pontificio el 15 de Agosto de ese año: “Confirmamos y declaramos a la Santísima Virgen, bajo la Advocación de Nuestra Señora de los Reyes, principal patrona ante Dios de la Ciudad y Archidiócesis de Sevilla… así lo establecemos y mandamos, decretando que las presentes letras queden y permanezcan para siempre firmes, valederas y eficaces…”.

El 24 de Noviembre de 1946 con motivo de la declaración canónica de la Virgen de los Reyes como Patrona de Sevilla y su Archidiócesis, se realizó una procesión magna en la que participaron iconos marianos de gran devoción la Sevilla de ese momento: la Virgen del Pilar de San Pedro, la Virgen de la Amargura de San Juan de la Palma, la Reina de Todos los Santos de Omnium Sanctorum, la Virgen del Valle, la Virgen del Amparo de la Magdalena y la Esperanza Macarena, presidiendo el cortejo la Virgen de los Reyes.

El 24 del Noviembre de 1996 para celebrar el cincuenta aniversario de su patronazgo se programó una procesión extraordinaria con un acto en la Plaza Nueva que no pudo realizarse, tal y como se proyectó, por motivo de la lluvia.

En la procesión el cortejo lo constituirían en primer lugar representaciones, ordenadas alfabéticamente por los municipios, de las 202 hermandades, que en ese momento existían en la diócesis, seguidas de las hermandades de la ciudad de Sevilla, tras ellas los consejos locales de hermandades, la Asociación Virgen de los Reyes, la Sacramental del Sagrario, la Real Maestranza de Caballería, el Cabildo de Canónigos, el paso de la Virgen (que vestía el manto blanco de castillos y leones regalo de Isabel II), tras el venerado Simulacro de Nuestra Señora iría el Arzobispo Monseñor Amigo Vallejo como preste, y, tras él, los Cabildos de la Ciudad y el Provincial.

Finalmente el acto hubo de celebrarse en el Trascoro de la Catedral, y aprovechando un claro en el cielo, (la información meteorológica hace 25 años no era para nada tan precisa como lo es ahora), la Virgen salió pero sólo hasta la esquina de la calle Placentines y regresar a la Catedral.

El día 7 de Diciembre de 2021 como celebración del 75 aniversario de la Proclamación de su patrocinio la Virgen de los Reyes ha vuelto a salir en procesión de manera extraordinaria. Se da la triste circunstancia de que en estos dos últimos años 2020 y 2021, la venerada Imagen no ha podido realizar su procesión anual como consecuencia de las restricciones decretadas por las autoridades religiosas de la diócesis hispalense con motivo de la Pandemia del Covid 19.

La procesión empezó a salir por la Puerta de San Miguel a las 14,15 h., con los carráncanos, Asociación Virgen de los Reyes, las representaciones de todas las patronas de la diócesis, los consejos locales, la juventud de la diócesis, seminarista, clero, Cabildo Catedral y, tras el paso de la Virgen, presidiendo, el Arzobispo Meneses, acompañado del Emérito Asenjo, y la corporación municipal. La Virgen cruzó el umbral de la Puerta de San Miguel sobre las 17 h., entre los vítores y aplausos emocionados de los fieles a los sones de la marcha real. Siguió por la Avenida hasta la Plaza Nueva, donde se realizó un acto en la puerta principal del Ayuntamiento, donde llovió sobre la Virgen una suave y delicada lluvia de pétalos de flores, que incluyó una ofrenda de flores al monumento de Fernando III el Santo en el 350 aniversario del reconocimiento oficial de la Santa Sede de su santidad. Continuó por calle Granada, Plaza de San Francisco, Hernando Colón, Alemanes, Placentines y Plaza de la Virgen de los Reyes, entrando por la Puerta de los Palos sobre las 19’15 h. de la tarde. Para esta ocasión la Virgen ha vestido el manto celeste de la Coronación.