RÉPLICAS DE LA VIRGEN DE LOS REYES EN EL SIGLO XIII

RÉPLICAS DE LA VIRGEN DE LOS REYES EN EL SIGLO XIII

Pedro Manuel Fernández Muñoz

Dinamizador turístico e investigador histórico

¿Imágenes fernandinas o alfonsinas?

La Imagen de la Virgen de los Reyes ha dejado secuelas iconográficas en la Ciudad de Sevilla a lo largo de los siglos. Ya desde el mismo siglo XIII se empiezan a hacer réplicas de la Virgen de los Reyes, igualmente imágenes sedentes de vestir, prueba inequívoca del éxito de su fórmula iconográfica y de la enorme devoción que tenía entre la población sevillana. La Virgen de los Reyes de los Sastres, la Virgen de las Aguas del Salvador y la Virgen de los Reyes de San Clemente, son ejemplo de ello.

En este texto nos ocuparemos, pues, de aquellas imágenes realizadas en el siglo XIII a imitación de la original. Es habitual referirse con el término de fernandinas a las réplicas de la Virgen de los Reyes, aunque habiendo fallecido Fernando III en 1252, creemos que sería más apropiado calificarlas de alfonsinas, como obras realizadas bajo el reinado de Alfonso X el Sabio (debiendo restringirse la denominación de fernandinas a las obras llegadas a Sevilla en vida de este Santo Rey entre los años 1248 y 1252, entre las que se encuentran la propia Virgen de los Reyes, la Virgen de la Sede, la Virgen de las Batallas… y según tradición la Virgen de las Mercedes hoy en la antigua Iglesia de Santiago de la Espada).

En el Real Monasterio de San Clemente, perteneciente a la Orden del Císter y fundado en 1248 por el propio Fernando III, se venera una Virgen de los Reyes obra del siglo XIII, imagen igualmente de vestir como la original de la Capilla Real, y que en el siglo XVII experimentó “restauraciones”, como añadirle ojos de cristal y el maniquí articulado de su cuerpo interior y su Niño Jesús, obra igualmente del siglo XVII. La Imagen participó en la procesión magna de 1948 para conmemorar el VII Centenario de la Reconquista de Sevilla.

En la Parroquia de San Ildefonso reside la Virgen de los Reyes del gremio de los alfayates o de los Sastres, que siendo una imagen del siglo XIII fue muy modificada en el siglo XVI y en el siglo XVIII, e incluso se la añadieron ojos de cristal. En cuanto a la imagen del Niño Jesús sigue la estela montañesina, aunque repolicromado igualmente en el siglo XVIII. La imagen sedente mide 1´27 m. ,(0´20 m. su cabeza y 0´19 m. las manos).

Su sobrenombre de los Sastres procede de la leyenda de que el propio San Fernando fue quien reparó cosiendo un estandarte de batalla, dañado por un flechazo, que representaba a la Virgen María, pues por la grandeza de la representada consideraba que sólo la alta dignidad de un Rey podía reparar la afrenta de su rotura, y de ese gesto regio los sastres tomaron por patrona gremial a esta imagen, formando una de las hermandades más antiguas que existen en Sevilla.

Tiene Hermandad fundada según tradición por el propio Rey San Fernando en el año 1250; más allá de estos orígenes legendarios lo que sí consta es su presencia en la procesión del Corpus desde el año 1506, y al parecer con el paso de su Titular, residiendo por entonces en el Hospital de San Mateo que era propiedad de la Hermandad y saliendo en procesión el día de San Clemente, aniversario de la Reconquista de Sevilla.

En 1579, tras la Reducción de Hospitales decretada por el Cardenal Rodrigo de Castro, pasó a la Parroquia de San Nicolás y de allí en 1611 a una capilla cedida en el Convento Casa Grande de San Francisco Con la demolición de éste, desde el año 1840 la Hermandad reside en la Parroquia de San Ildefonso.

Como datos curiosos, en 1623 esta Hermandad de la Virgen de los Reyes de los Sastres, recibió de S.S. Urbano VIII una Bula Apostólica, en la que se le reconoce a la corporación que “…tiene todo el derecho de presidir a las demás cofradías de Sevilla…” en la Procesión del Corpus Christi. Así mismo tuvo esta Hermandad el privilegio de encargarse de custodiar el cuerpo incorrupto de San Fernando cuando era expuesto a la pública veneración.

En la Parroquia exColegial del Divino Salvador de Sevilla se la da culto a la Virgen de las Aguas, que responde completamente en su iconografía a la de la Virgen de los Reyes, con manos de peine y rostro de la segunda mitad del siglo XIII y ojos pintados sobre la madera. El maniquí interior de la imagen fue sustituido en el siglo XVII, así como el Niño, que fue sustituido por uno barroco. La Imagen de la Virgen mide sentada 1´74 m, una medida casi igual a la de la Capilla Real, y como ésta, la imagen conserva restos de haber tenido una cabellera de hilos de oro. Todo esto llevó a pensar al Profesor Hernández Díaz que la imagen se hizo como una copia de la catedralicia.

No comparte la advocación de Reyes este simulacro de Nuestra Señora, pero sí responde, como vemos, a una de las mayores necesidades que de su amparo tienen los sevillanos, teniendo en cuenta la geografía de la región en la que se encuentra que sufre pertinaces sequías, siendo María abogada para alivio y fin de éstas, así como al estar a orillas de un gran río convertirse la invocación a la Santa Madre de Dios en fuente de alivio para el cese de las lluvias por los efectos destructivos de las riadas que con tanta frecuencia asolaban la Ciudad de Sevilla.

Esta Imagen réplica de la Virgen de los Reyes fue la titular de la Real Cofradía de Nuestra Señora de las Aguas fundada en el año 1600, aunque existen testimonios legendarios de sus milagros desde antiguo, como el que cita el Abad Gordillo como protectora frente a una riada acaecida en 1332. De su enorme devoción pasada da idea el hecho de ser nombrada por Cervantes en su novela Rinconete y Cortadillo. El modo de procesionar que tenía la Virgen de las Aguas en un paso bajo un palio “de tumbilla” fue imitado por la Virgen de los Reyes.

En su retablo, obra de José Maestre de entre 1726-1757, existe otra réplica de la Virgen en un relieve que representa la presentación de la venerada Imagen ante el Rey San Fernando en el campamento cristiano durante el cerco de Sevilla, por una de las leyendas que la vincula a la visión que el Santo Rey tuvo de la Virgen, a partir de la que escogió a la Virgen de los Reyes para representarla, declarando que ésta “estaba entre dos aguas”.

La Santa Ana y la Virgen de la Real Parroquia de Triana, continúan el modelo iconográfico de la Virgen de los Reyes, y son obra igualmente realizada bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, conservando ambas imágenes las cabezas, manos y partes del maniquí originales del siglo XIII, habiendo sido remodeladas en el primer cuarto del siglo XVII por Francisco de Ocampo, que mutiló y separó las imágenes a las que se les hizo maniquíes, presentando el aspecto que muestran actualmente. En esa reforma se les puso ojos de cristal y un Niño Jesús nuevo de estilo barroco.