26 Nov 28 de Noviembre, I DOMINGO DE ADVIENTO
Posted at 21:18h in Religión
Ramón de la Campa Carmona
Academia Andaluza de la Historia
Comenzamos un nuevo año litúrgico con la llegada del tiempo del Adviento, una nueva vuelta en la espiral de la historia de la Salvación; el cristiano, en su peregrinación por este mundo se va alimentando con la contemplación y vivencia de los distintos misterios de la fe.
El el antiguo Misal Romano se señalaban las estaciones romanas del antiguo ceremonial pontificio, que teñía de un colorido especial las distintas celebraciones.
Este domingo nos hace dirigir la mirada a Santa María la Mayor para el inicio solemne del Adviento.
Es la principal basílica dedicada a Santa María en la Urbe, mandada erigir por el Papa Liberio en el 358.
Además Santa María la Mayor es la Belén romana, como Santa Cruz es la Jerusalén romana, representando a los dos polos principales del año litúrgico.
Ella, encinta por la gracia del Espíritu Santo, que es la protagonista incontestable de este tiempo de espera. Ella esperaba como todo fiel hebreo la llegada del Mesías; Ella, al aceptar el desafío del arcángel San Gabriel, esperó, contra toda ley de la naturaleza, el nacimiento del Mesías de su seno por obra del Espíritu Santo, Ella lo concibió antes en su corazón que en su cuerpo físico.
Ella sobre firme columna, que simboliza su fe inquebrantable preside la plaza a ella dedicada ante la barroca fachada de la basílica, monumento mandado erigir por el Papa Paulo V Borghese en 1614, el mismo que mandó culminar la fachada de San Pedro del Vaticano. Es una bella columna de mármol blanco, procedente del Foro Romano, del Templo de la Paz, coronada por una estatua de bronce de la Santísima Virgen con el Divino Niño en su regazo del escultor francés Guillermo Berthelot, fundida por los romanos Domenico Ferrerio y Orazio Censore, y que fue ricamente dorada.
María es Reina de la Paz, porque por Ella, como fiel instrumento divino, vino al mundo el que habría de reconciliar definitivamente al mundo con su Creador, Aquel que, como dice San Pablo, haría la paz con la sangre de su Cruz.